viernes, 13 de marzo de 2015

El Meteorito de Mercado, Durango.



   El Meteorito de Mercado, Durango.

    Por  Bernardo del Hoyo Calzada.

      Descubierto en el año de 1552 por Ginés Vázquez del Mercado, el cerro de Mercado es una masa meteórica de casi dos kilómetros de diámetro que se encuentra en la Ciudad de Durango, Dgo., cuando la descubrió Ginés, se llevó el peor chasco de su vida, porque le habían dicho que era una montaña de plata, pero, resultó que era de hierro y se le conocio desde entonces como el “Cerro de Mercado”.
     El Cerro de Mercado es una montaña de hierro que por muchos años ha abastecido a Altos Hornos de Monterrey, y aún tiene mineral de hierro magnético. Los geólogos del siglo XIX, pusieron en duda lo que publicó el celebre prusiano Varon de Humboldt, de que el cerro era un meteorito, la historia de este cerro ha sido ya publicada en varias ocaciones, pero, en la mayoría desmienten a Humboldt, porque no les cabe en lo posible que una masa meteórica de dos kilómetros de diametro haya impactado sobre la Tierra. Cuando vi la página en internet del Impacto Meteórico de “El Perdido”, fui a la laguna del Perdido, Santo Domingo, San Luis Potosí, y cerca de la laguna vi una masa meteórica de cerca de 500 metros de diámetro, y como en la página de internet el impacto estrelló la corteza terrestre, no había duda de que la mina de manganeso y fierro era efectivamente un meteórito, y entonces ya pude decir sin temor a equivocarme que el Cerro de Mercado es un meteórito. Para los que no crean en esta afirmación, pueden ver en internet, en la página del Perdido, y en el pueden ver que en Asia, en el Himalaya es un impacto meteórico, el mas grande meteorito caído en la Tierra, su diámetro es de unos tres mil kilómetros, igual que uno de la Luna. La masa del meteorito de Mercado salió a la superficie con la erosión y así la vio Ginés Vázquez de Mercado, y cuando se estudió por primera vez, la consideraron una masa meteórica, y nuevos geólogos la declararon producto de un volcán.
    Expongo en esta página parte de mi libro sobre el Los Meteoritos de Zacatecas, porque el meteorito  de Mercado esta ligado con el meteorito de Zacatecas.

“Ferrería de Durango.- Destinado este artículo a dar idea de un establecimiento meramente industrial, debía limitarse a fijar la época  de su fundación y a describir sus procedimientos mecánicos y sus oficinas, concluyendo con una razón de sus gastos y productos; pero cuando el edificio está ligado con otros objetos y recuerdos la imaginación traspasa los límites, se lanza muchas veces aun fuera de este mundo material, y entonces las carcomidas paredes tienen su idioma, y son una página histórica. Algo de esto se encuentra en la Ferrería de Durango; no puede hablarse de ella sin mencionar el Cerro Mercado, y este nos lleva en espíritu por los dilatados campos de la historia, la geografía, la mineralogía y la crítica. Comencemos por la historia.

El Cerro Mercado.
Después que Cortés hubo  conquistado a México y sus cercanías disperso sus capitanes, que sucesivamente tomaron posesión de Michoacán, Colima, Jalisco, &c. Una expedición, partida de Acapulco, invadió la Californias, otras fundaron poblaciones en Sonora, Sinaloa, penetraron aun en Nuevo – México, y asentaron sus reales en la cañada donde hoy existe Zacatecas, sin que los habitantes hubiesen conocido a los apóstoles de nuestra civilización. José de Angulo y Cristóbal de Oñate fueron los únicos que pisaron su territorio, mas solamente de paso y cuando volvían a su cuartel general, después de muchos años de inútiles fatigas. Tanto, estos expedicionarios, como los que invadieron la Sonora, propagaban mil especies maravillosas sobre la riqueza de los países que habían recorrido, haciendo el principal papel en sus relaciones una montaña que presentaba en su superficie el oro y la plata en estado natural.
El gobierno de la Nueva-Galicia (Jalisco) dio crédito a estas noticias, y dispuso en el año de 1552 que Ginés Vázquez del Mercado saliera con una división a conquistar el Valle de Guadiana (Durango), hacia el cual debía encontrarse la Sierra de Oro. Muy mal recibió Mercado esta comisión, por estar trabajando unas minas en  Miravalles, más consolase del contratiempo con la noticia que le dieron unos indios de la sierra de Valparaíso; estos le aseguraron que en los llanos de Guadiana había unos cerros de pura plata, y para darle una garantía de su veracidad se le ofrecieron para servirle de guías.  
“Puede ser que los indios obrasen de buena fe, persuadidos de que todo cerro que tiene algún metal fuese de plata, y que habiendo en Durango, cerros de metal desconocido para ellos, creyesen fuesen de oro y plata; lo cierto es, que Mercado, ciego de avaricia, dejando las minas que ya tenía en Tolotlán, salió inmediatamente para Guadiana. Veía con desprecio los cerros minerales que encontraba en el camino, preocupado todo de la idea de los cerros de oro y plata que, desde el tránsito de los aventureros de la Florida, estaban presentes en la memoria de los conquistadores de Jalisco. Después de algunos días llegó Mercado con su ejército a los deseados llanos de Guadiana: hizo noche no lejos de una sierra, y al amanecer supo que los indios guías de Valparaíso se habían  desaparecido: pero observando la figura y color de los cerros que tenía a la vista, dijo a los suyos: A buen tiempo se han ido nuestros guías, cuando tenemos a la vista el país de nuestra ventura. Todos se alegraron con esta reflexión, y decían: «Esta es la riqueza por cuyo descubrimiento tanto se han fatigado otros; este es el oro y plata que a costa de tanta sangre y sacrificios mandó el virrey de Nueva-España buscar a Francisco Coronado». Llegando luego al cerro, conocieron que todo era fierro, metal demasiado conocido de los españoles; y con chasco tan pesado, perdieron los soldados la paciencia, y no quisieron dar un paso adelante. Mercado cayó también de ánimo, y resolvió

volverse a Guadalajara a dar cuenta del mal logro de su expedición. Hasta el día conserva aquel cerro el nombre de Mercado, y será un manantial de riqueza, si se benefician los metales de varias clases que contienen.”
“Hizo la división su contra-marcha; y habiendo llegado a Saín, le sucedió una aventura demasiado funesta. Cuando dormían todos los soldados profundamente, los sorprendió un grueso trozo de indios, que venían acechándolos: mataron los indios a dos soldados, hirieron a varios, y entre ellos a Ginés Vázquez del Mercado. Con la herida que recibió este infeliz, la confusión del mal éxito de su expedición, y  las penurias de un dilatado camino, se consumió en breves días, y antes de llegar a la capital, donde murió en Juchipila. Allí se disolvió la tropa, y cada uno de los españoles se fue por donde le pareció; solamente llegaron a Guadalajara los encargados por Mercado de dar cuenta al gobierno de lo sucedido.” [1] 
Este contratiempo no desalentó a los conquistadores, y en 1558, Martin Pérez, alcalde mayor de Zacatecas, después de descubrir el Fresnillo y Sombrerete, entró con una expedición hasta Nombre de Dios (quince leguas antes de Durango), y en el mismo año, Francisco de Ibarra, con una división más respetable, completo la conquista, avanzándola hasta Chihuahua. Ved aquí como el Cerro de Mercado fue un principio de civilización para Durango: veamos ahora las probabilidades que le presenta de prosperidad y grandeza.
Aquella montaña se eleva solitaria en medio de una inmensa llanura; su forma singular, y su negro de azabache, que contrasta con la blancura de las casas de la ciudad y con el verdor de sus alamedas y numerosas huertas, forman un cuadro verdaderamente pintoresco. El Mercado dista muy poco de Durango, se considera como una  de sus partes integrantes, y aunque en él no se encuentran fuentes, bosques, ni nada de lo que contribuye a embellecer un paisaje, es sin embargo un punto que muchos visitan, y que solamente disgusta cuando el sol del mediodía enciende aquella masa de fierro.



El Cerro de Mercado, Durango. (Ambas de Internet). 


El Mercado ha hecho gran ruido en el mundo científico por su forma, su naturaleza y su riqueza, dando lugar a suposiciones equivocadas, que hoy corren como verdades, por la respetable categoría de sus autores. El justamente celebre Barón de Humboldt dice: «En las inmediaciones de Durango también se encuentra sola en la llanura, aquella enorme masa de hierro maleable y de níquel, cuya composición es idéntica con la del aerolito que cayó en Hraschina, cerca de Agranm, en Hungría, en 1751. El sabio director del tribunal de Minería de México, D. Fausto Elhuyar, me ha facilitado muestras de aquel hierro, que he depositado en diferentes gabinetes de Europa, cuya análisis han publicado MM. Vauquelin y Klaporth. Se asegura que esta masa de Durango pesa cerca de 1.900 miriágramas, que es cuatrocientas veces más que el aerolito que descubrió Mr. Rubio de Celis en Olumpa, en el Tucuman. El distinguido mineralogista M. Federico Sonneschmidt[2], que recorrió mucha mayor parte del reino de México que yo, encontró también el año de 1772, (sic) en lo interior de la Ciudad de Zacatecas, una masa de hierro maleable, de peso de 97 miriágramas; masa que por sus caracteres exteriores y físicos la juzgo enteramente análoga al hierro maleable, descrito por el célebre Pallas.[3]»
He copiado las palabras del ilustre viajero, para que se pueda formar una cabal idea de las equivocaciones a que han dado lugar, y mejor se puedan estimar mis observaciones. Bien sabido es que aquel no llegó hasta Durango, como lo advierte el mismo, y que escribió sobre las noticias que se le ministraban; mas fueron tan imperfectas, y los lo han copiado lo adulteraron de tal manera que es un verdadero imposible conocer el Mercado, por lo que sobre él se describe actualmente en Europa. En el Diccionario pintoresco de historia natural, publicado por Mr. Guérin, se encuentra un artículo de Mr. Carlos de Orbigny sobre los aerolitos, que dice así: - “Una masa de fierro nativo “meteórico, que el ilustre Humboldt ha observado en la Nueva Vizcaya, parece que pesa cerca de cuarenta mil libras.”- Mr. Balvi repite la misma especie, de una manera más positiva, en su Diccionario de Geografía. Las equivocaciones han llegado hasta trasladar al Mercado a 150 leguas de su lugar, según parece inferirse de unas palabras que se encuentran en el Diccionario geográfico universal, publicado recientemente por una sociedad de literatos españoles: en él se dice:- «A cinco tres cuartos leguas S. Chihuahua, hay una montaña que contiene al parecer mucho imán.» Estas indicaciones, excepto la distancia, solo pueden convenir al Mercado, donde el imán se encuentra a cada paso.  Inútil y fastidioso seria repetir lo que tantos han dicho sobre esta materia; así es que me limitaré a rectificar las equivocaciones en que se indujo al propagador de ellas, recurriendo a la fuente que el mismo nos señala.
El ilustre Barón asienta que el Mercado es una masa de hierro maleable y de níquel, idéntica al aerolito de Hraschina; dice que el Sr. Elhuyar le facilitó algunas muestras de aquel; y continuando su relación, añade que el distinguido mineralogista Sonneschmidt, encontró también una masa de hierro maleable en Zacatecas, con peso de 97 miriagramas[4]. Por este modo de hablar se ve que el Sr. Barón reputaba al Mercado como un aerolito, o lo que es lo mismo, como una masa de fierro meteórico, y así  parecen confirmarlo las siguientes palabras que se encuentran en otra parte de su misma obra.



Fotografía del Cerro de Mercado publicada en el libro “Los Mineros Mexicanos”, de Trinidad García. En 1970. Tercera edición.  


«A Mr. Sonnechmidt es a quien debemos el conocimiento del hierro meteórico, que se halla en muchos parajes de Nueva- España; por ejemplo, en Zacatecas, Charcas, Durango, &.»[5]
Esta suposición no puede conciliarse con lo que escribió seis líneas antes, asentando que el Mercado contiene un enorme cumulo de minas de hierro pardo, magnético y micáceo; y estas indicaciones destruyen necesariamente la idea antes asentada, de ser el Mercado una masa de hierro maleable.
El escritor extranjero que ve aliadas dos ideas tan distintas, y que encuentra una comparación entre el Mercado y el aerolito de Tucumán, llevándose la exactitud hasta asignarle un peso cuatrocientas veces mayor, concluye forzosamente, que o el Mercado es una masa de fierro meteórico, como así lo asientan muchos, o que él es diverso del prodigioso aerolito descrito por los viajeros: debe creer también que ambas cosas existen en la llanura de Durango. 
En estas equivocaciones han incurrido ya positivamente los autores del Viaje pintoresco alrededor del mundo y  a las dos Américas. Ellos habían recibido noticias muy exactas del Mercado y de la Ferrería, comunicadas por Mr. Ward, que estuvo hace pocos años en Durango; mas como aquel viajero nada les dijo ni podía decir del famoso aerolito, copiaron lo que sobre el habían leído en el Barón de Humboldt, o en los que lo han seguido, añadiendo nuevas inexactitudes. Dicen así después de hablar del Mercado:- «También en las inmediaciones de Durango se encuentra sola en la llanura una masa enorme de fierro maleable y de níquel, cuya composición es idéntica con el aerolito que cayó en Hungría en 1751; se asegura que esta masa de Durango, pesa cerca de 1900 miriagramas, es decir, 400 miriagramas más que el aerolito de Olumpa.»- Las palabras de esta relación son casi literalmente, las mismas que emplea en la suya el Sr. Barón, con la muy notable diferencia que este da al supuesto aerolito de Durango, un peso 400 veces may
or que al del Tucumán, y los autores del Viaje pintoresco dicen que el acceso es solo es solo de 400 miriagramas más. Así se van trasmitiendo los errores con nuevas adicciones, hasta llegar a ser imposible su corrección.
Dice el Sr. Barón, que las muestras del hierro del Mercado que le facilitó el sr. Elhuyar, dieron en su análisis un resultado idéntico al del aerolito de Hraschina; tal circunstancia, me persuade que el error viene desde el Sr. Elhuyar, y que él fue tal vez engañado por otro que le dio muestras del aerolito descubierto en Zacatecas por Sonneschmidt, diciéndole que eran del Mercado. Esta es la única suposición que me parece probable, porque sería un verdadero absurdo el suponer que sabios tan distinguidos hubieran equivocado el hierro meteórico de Zacatecas, con las piedras metálicas del Mercado; esto raya en lo imposible.
El aerolito de Zacatecas hizo mucho ruido en 1792, por la procedencia prodigiosa que se le daba: Sonnenschmidt lo hizo conocer, y a él se refiere el Sr. Barón sobre sus particulares; mas quiso la gracia que aun en esto se equivocara, porque sus datos los fundó en carta anónima inserta en la Gaceta de México de 3 de abril de 1792[1], contra cuyo contenido protestó Sonnenschmidt, como puede verse en la de 4 de Septiembre del mismo año.
En la primera se decía, que el aerolito de Zacatecas era igual al descubierto por

Pallas en la Siberia[1], y así lo asienta  el Sr. Barón; mas Sonnenschmidt asegura en la suya (2), que es absolutamente diferente. Muy difícil me parece resolver la cuestión, relativa al análisis del hierro meteórico de que habla el Sr. Barón, porque podrá suceder que sus muestras del aerolito de Zacatecas, o de cualesquiera otro de tantos que en aquel tiempo se encontraban en esta ciudad; nuestro celebre padre Álzate, que tomó parte en esta contienda literaria, da razón de varios en su Gaceta de 26 de Junio.
Mas sea de esto lo que fuere, el hecho para mi cierto es, que las muestras dadas al ilustre Barón, no lo fueron del Mercado; que por lo mismo no llegó ni aun a formarse una idea de él; que los que después lo han seguido, adulteraron conocidamente sus palabras y equivocaron al mundo entero; en suma, que cuando con sus relaciones quieren presentar al Mercado como un fenómeno prodigioso, aun rebajan infinito sus prodigios.[2] 
El mercado no es un aerolito, ni un cerro en que se encuentran vetas minerales; es una masa compacta de fierro magnético, y lo que en nuestras ordenanzas de minas se llama placer o rebosadero; masa extraordinaria que no tiene igual en el mundo. Algunas de las personas que lo han examinado creen reconocer

en él una erupción volcánica, y otros piensan que es el crestón de una montaña que penetrara a una gran profundidad. La adjunta lámina lo representa cual aparece, visto desde la ciudad, rumbo al Norte: hacia su parte oriental está cubierto de una capa o manto de hidrato de fierro de muy poca ley, y en la dirección del Norte, la proximidad del fierro ha convertido a la roca arcillosa, en piedra arcillosa fosfórea, que aunque muy cargada de fierro y sumamente dócil para el beneficio, produce un fierro inservible. El metal magnético forma el núcleo del cerro, encontrándose en diferentes grados de oxidación, y brotando por todas partes en crestones de 50 a 60 varas de ancho, e igual número de alto. Este fenómeno metálico lleva consigo otro en su explotación, y es que no ha necesitado hasta hoy de pólvora, ni de barra para trabajarlo, pues toda la operación se reduce a rodar el metal del cerro, y a cargarlo en las carretas: estas lo conducen por una llanura sin tropiezo y de bastante declive, hasta llegar a la ferrería, que dista dos leguas del Mercado, quedando la ciudad intermedia. Las carretas se descargan a la orilla occidental del rio, y el metal se trasporta en botes a la opuesta en que están ubicadas las oficinas.
El Barón de Humboldt da al Mercado un peso de 1.900 miliagramas (cosa de 413 quintales) que aunque prodigioso en un aerolito, seria insignificante en un placer de fierro magnético: el que nos ocupa es estupendo, ya se le considere por su singularidad, ya por el influjo que podrá ejercerse sobre Durango, cuando abra al mundo los inmensos tesoros que encierra. El Sr. Juan Bowring, empleado por la compañía inglesa en el beneficio de las minas de Guadalupe y Calvo (a quien debemos las curiosas noticias mineralógicas impresas recientemente en nuestros diarios), en su tránsito por Durango el año de 1840, hizo un escrupuloso reconocimiento del Mercado, y público en un periódico el artículo que copiare literalmente para no privar a mis lectores de los abundantes y curiosos pormenores que encierra. Dice así:
«Entre las riquezas minerales de que ha sido tan prodiga la naturaleza en el territorio mexicano, ningún deposito metálico es más digno de llamar la atención que el cerro de Mercado, en las cercanías de Durango, que es el único de su clase en el mundo, componiéndose en casi su totalidad de metal de fierro, que parece hallarse en diferentes grados de oxidación, aunque por falta de los medios necesarios, no lo he podido analizar. Este cerro extraordinario

tiene de extensión sobre 1.900 varas de largo y 900 de ancho, elevándose hasta la altura de 686 pies, sobre el nivel del llano en que está situada la ciudad. La posición geográfica del crestón aislado al Oriente, es a los 24 grados 4 minutos de latitud boreal, 107 grados 29 minutos de longitud Occidental de Paris.[1]
«Para tener una idea de la riqueza inmensa de este fenómeno metálico, supongamos que el cerro se hallaba en Inglaterra, que es el país que produce más fierro y en donde se entiende mejor su beneficio. La gravedad específica del metal es de 291 1/3 libras, y con estos datos, fácilmente se puede calcular que el cerro contiene cuando menos, 460 millones de toneladas inglesas de metal[2], que por ensayo da de 70 a 75 por 100 de fierro puro; pero en vista de lo que se pierde en la fabricación, que sea solamente el 50 por 100, y resulta que la cantidad total del fierro contenido en la masa, es de 230 millones de toneladas.
«La Gran Bretaña produce anualmente 700 mil toneladas o 15 millones de quintales de fierro, de un valor por la parte que menos, de 30 millones de pesos. Así se ve que el cerro de Mercado solo, podría surtir de fierro a ese país por el espacio de 330 años, y que en el trascurso de este tiempo produciría la cantidad de 9.900 millones de pesos, cantidad más de siete veces mayor que todo el oro y plata acuñados desde 1690 hasta el de 1803.  Apenas puede uno tener una idea de esta suma enorme; pero ayudará la imaginación con figurarse, que colocados estos 9.900 millones de pesos en fila, se extenderían sobre una línea igual a más de nueve veces la circunferencia del globo (que es de 7.200 leguas náuticas), o la distancia que hay entre la tierra y la luna; y que puestos uno encima de otro, formarían una columna de 5.500 leguas de alto.
 «Se pensara tal vez que estos cálculos son exagerados, pero puedo asegurar que el contenido solido del cerro de Mercado no es menor de lo que acabo de decir, y solamente considerando el metal que está arriba de la superficie del llano de donde se tomaron las medidas; y como es que probable que la masa del metal sigue hasta la mayor profundidad a donde alcanzarían  los mineros en caso de necesidad, bien se puede decir que las riquezas de este cerro son inagotables, y que solo falta para aprovecharse de ellas el expendio del fierro que produciría.»
La imaginación se pierde al calcular la influencia que este solo crestón podría ejercer sobre la suerte toda de la república, si se explotasen activamente sus riquezas; la explotación del Mercado no es  de aquellas empresas que están sujetas a la falibilidad de los cálculos; él se manifiesta todo entero a la vista, tal cual es, y por donde quiera que lo examine el observador, encuentra que no desmiente su ser. Si de él pasamos a echar una ojeada sobre cuanto lo rodea, encontramos que está ubicado en el centro de abundantes y ricos minerales de oro y plata y que puede proveer fácilmente a los de Chihuahua, Sinaloa, Zacatecas y Guanajuato; que con un costo muy alto se puede abrir un camino carretero hasta Mazatlán y exportarlo por el Pacifico; que estando situado a la falda de la Sierra-Madre, cuenta con bosques inmensos para el consumo del carbón y tiene, en fin, un rio de bastantes aguas permanentes para hacer mover todas sus máquinas.  En las inmediaciones de Durango y en otros puntos de su territorio se manifiestan a la superficie muchas vetas de carbón de piedra que hasta hoy no ha sido necesario explotar. He aquí un campo inmenso abierto a la especulación y a la industria; he aquí una expectativa de resultados infalibles, pues como antes dije, no está sujeta a los cálculos inciertos que presentan todas las otras empresas minerales; he aquí en fin, lo que es realmente el Cerro Mercado. J. F. R.” [3]      

En este trabajo de investigación J. F. R. nos dice que el Varón de Humboldt, su nombre completo Friedrich Wilhelm Heinrich Alexander Freiherr von Humboldt[4], confundió las muestras, porque para él es imposible que el Cerro de Mercado fuera producto de un impacto meteórico, y ahora presento los meteoritos que fueron analizados o que mando analizar el dicho Varón de Humboldt, en pocas palabras quisieron desacreditarlo. Y así todavía dicen los científicos que el mercado es producto de un antiguo volcán, que la masa de dos kilómetros es roca volcánica, y no meteórica. Ahora las cosas han cambiado y yo le doy la razón a Humboldt por la sencilla razón de que, sí es meteórico y no volcánico. En Google earth  se puede apreciar que la ciudad de Durango está asentada en un inmenso valle que está en un antiguo cráter desaparecido y erosionado a través  de los millones de años, y el cerro de Mercado  está justo en el centro del cráter. Y estas afirmaciones solo se podrá comprobar una vez que se agote y el cerro de Mercado y se comprueba que no existe más metal debajo de la superficie.  Tanto que le han dado a afirmar que:
“Algunas de las personas que lo han examinado creen reconocer en él una erupción volcánica, y otros piensan que es el crestón de una montaña que penetrara a una gran profundidad”.
Los meteoritos mencionados anteriormente el de Pallas y el de Hraschina son los siguientes:




Peter Simón Pallas. Y el Meteorito de Pallas, que dijo Humboldt que era idéntico al meteorito de Zacatecas (en su composición química). (Fotos de Internet).  




Meteorito de Hraschina, que comparó el Varón de Humboldt con el meteorito que le dieron del Cerro de Mercado.  26 de mayo de

1751. Foto de Internet.



Alexander Freiherr von Humboldt. Entre 1804 y 1827 se estableció en París, donde se dedicó a la recopilación, ordenación y publicación del material recogido en su expedición, contenido todo él en treinta volúmenes que llevan por título Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente. (De Internet).



Cráter de Durango, hoy desaparecido, prácticamente todo Durango está asentado en un antiguo y extinto cráter, y al centro el famoso Cerro de Mercado. El cráter puede tener un diámetro de 36 a 37 kilómetros. Acercamiento del Cerro del Mercado, donde se aprecia una masa meteórica de grandes dimensiones y corresponde al centro del cráter.



 Otro acercamiento del Cerro de Mercado con un diámetro de 2 kilómetros aproximadamente. Y Foto antigua del Cerro del Mercado, Durango. 


El Cerro de Mercado no pudo ser producto de un volcán, y por todos los hallazgos de más de 100 o 200 cráteres meteóricos que últimamente se han encontrado, y que la ciencia ha demostrado el origen de la tierra, y la gran cantidad de grandes impactos que cayeron sobre la tierra como el de Chicxulub, que cayó hace unos 65 millones de años y que acabó con los dinosaurios, bien puede aceptarse la teoría de que el Cerro de Mercado es producto de un impacto meteórico. 
Aun en internet podemos encontrar que todavía siguen diciendo acerca del origen del Cerro de Mercado que no es impacto meteórico:
“El Cerro de Mercado ha estado lleno de misterios y leyendas desde su descubrimiento, entre las más conocidas tenemos la del “Toro Dorado” que una vez allá por los setentas amenazó con salir, algunos periódicos dieron hora y fecha del suceso, (nos quedamos esperando) y otra que se le atribuye al explorador que por cierto nunca vino a Durango el célebre Barón Alexander Von Humboldt quien en algún momento de aburrimiento o lucidez dijo que el “Cerro” era un gigantesco meteorito de fierro, pero claro que no es cierto.”
“Por el lado más científico coinciden varios estudiosos en que el “Cerro” es un afloramiento de magma compuesto por enormes cuerpos de óxidos de fierro magnético pero como todo tiene dos lados, otros investigadores, le dan un

origen hidrotermal, una controversia que hasta la fecha siguen ganando algo de terreno los del magma, pero sin definir.” [1]
Yo creo que declarar al Cerro de Mercado como un “Impacto Meteórico”, se solucionarían muchos problemas. Aun mas con los más de veinte cráteres que encontré por el Google Earth y que están ya publicados en esta pagina de los Meteoritos de Zacatecas.
Últimamente ha aparecido en el Internet un extraordinario hallazgo meteórico, se trata del impacto del Perdido, S. L. P. es una mole de hierro y manganeso de unos 500 metros de diámetro que impacto en la tierra hace millones de años, esta información la pueden ver en  meteoric impact el perdido, este fabulo impacto astillo la corteza terrestre, y además dio a la formación de la Sierra Madre Oriental. Está publicado por la NASA, y con esta información me apoyo para sustentar que el cerro de Mercado es un impacto meteórico, la masa meteórica de las más grandes del mundo hasta ahora localizada. 
  
























 Panorámica del Cerro de Mercado, Dgo, o el meteorito "de Mercado". Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada. 26 de diciembre de 2013.


 Panorámica del Cerro de Mercado, Dgo, o el meteorito "de Mercado". Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada. 26 de diciembre de 2013.


Meteorito en las inmediaciones del Cerro de Mercado, Dgo.  Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada. 26 de diciembre de 2013.


Meteorito en las inmediaciones del Cerro de Mercado, Dgo. Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada. 26 de diciembre de 2013.



 Panorámica del Cerro de Mercado, Dgo, o el meteorito "de Mercado". Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada. 26 de diciembre de 2013.


Panorámica del Cerro de Mercado, Dgo, o el meteorito "de Mercado". Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada. 26 de diciembre de 2013.


Panorámica del Cerro de Mercado, Dgo, o el meteorito "de Mercado". Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada. 26 de diciembre de 2013.


 Panorámica del Cerro de Mercado, Dgo, o el meteorito "de Mercado". Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada. 26 de diciembre de 2013.


Panorámica del Cerro de Mercado, Dgo, o el meteorito "de Mercado". Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada. 26 de diciembre de 2013.


Minerales de Durango. Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada. 26 de diciembre de 2013.


Meteoritos del Cerro de Mercado, Dgo. Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada. 26 de diciembre de 2013.


Meteoritos del Cerro de Mercado, Dgo. Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada. 26 de diciembre de 2013.




Martitas del Cerro de Mercado, Durango, Dgo. Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada. 26 de diciembre de 2013.


Museo de Durango, fierro meteórico de Xiquipilco, Distrito de Yxtlahuaca, México. Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada. 26 de diciembre de 2013.


Museo de Durango, en la ficha dice: Falsos meteoritos de la Zona del Silencio, Dgo. Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada. 26 de diciembre de 2013.

Museo de Durango, Dgo.  Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada. 26 de diciembre de 2013.

Museo de Durango. Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada. 26 de diciembre de 2013.



 Apatita del Cerro de Mercado, Dgo. Museo de Durango. Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada. 26 de diciembre de 2013.



Meteorito del Cerro de Mercado, Dgo. Museo de Durango. (en la ficha dice Martita). Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada. 26 de diciembre de 2013.





 Fotografía: Bernardo del Hoyo Calzada.


[1] EL CERRO DEL MERCADO. Texto y fotografías. Walter Bishop Velarde.



[1] Esta longitud está determinada por la observación de un eclipse del primer satélite de Júpiter, en 27 de Marzo del presente año; si hay en ella algún error, no puede ser de importancia. 
[2] La tonelada inglesa es de 22 quintales españoles. 
[3] El Museo Mexicano.- Tomo 1. Pág. 28. Aparece también en: Apéndice al Diccionario Universal  de Historia y de Geografía. Tomo II. Colección de Artículos relativos a la República Mexicana.  Recogidos y coordinados por el Lic. D. Manuel Orosco Y Berra. Tomo II, IX de la obra. México. Imprenta de  J. M. Andrade y F. Escalante. Calle de Cadena número 11.  1856. Pág. 334 a la 340.
[4]Nació en Berlín, Alemania, el 14 de septiembre de 1769, murió el 6 de mayo de 1859. Mejor conocido en español como Alejandro Humboldt, fue un geógrafo, naturalista y  explorador alemán, hermano menor del lingüista y ministro Wilhelm von Humboldt. 
Es considerado el "Padre de la Geografía Moderna Universal". Fue un naturalista de una polivalencia extraordinaria, que no volvió a repetirse tras su desaparición. Los viajes de exploración le llevaron de Europa a América del Sur, parte del actual territorio de México, EE.UU., Canarias, y a Asia Central. Se especializó en diversas áreas de la ciencia como la etnografía, antropología, física, zoología, ornitología, climatología, oceanografía, astronomía, geografía, geología, geología, mineralogía, botánica, vulcanología y el humanismo.



[1] Pallas.- Una masa de alrededor de 700 kg se detectó en 1749 a unos 145 kilómetros al sur de Krasnoyarsk. Fue visto por Posdata Pallas en 1772 y luego en sus órdenes de transporte a San Petersburgo. Krasnojarsk fue el meteorito palasito primera que se ha encontrado y estudiado y dar lugar a la creación del grupo Pallasite el nombre de Palas. También fue el primer meteorito jamás grabado con ácido (por G. Thomson) y por lo tanto, fue el primero en mostrar a los ojos humanos el patrón Widmanstätten. La masa principal de 515 kg se encuentra ahora en Moscú, en la Academia de Ciencias.
En 1772, Pallas se enteró de que se había descubierto un trozo de metal de 700 kg encontrado cerca de la ciudad de Krasnoiarsk. Pallas dispuso su transporte hasta San Petersburgo. El análisis posterior del metal mostró que se trataba de un nuevo tipo de meteorito de hierro. Este nuevo tipo de meteoritos se conoce desde entonces como Pallasita, mientras que el meteorito en concreto se llama Krasnoyarsk o a veces Hierro de Pallas (el nombre se lo dio Ernst Chladni en 1794).
[2] Según los cálculos del Sr. Barón, el supuesto aerolito de Durango, debía pesar cerca de 42,000 libras, y quitar su reputación al que se encuentra en Santiago del Estero, al N. O. de Buenos –Aires, que pesa 30.000, y es considerado el mayor del mundo.


[1] “Ha parecido oportuno en obsequio de los físicos y naturalistas, manifestar al público, que en la antigua calle de Santo Domingo de esta ciudad, se hallaba de inmemorial tiempo una piedra, enterrada la mitad, que por su solidez, titulaban con el objetivo de piedra de fierro; sin haberse podido averiguar su origen ni clase, más por una vulgar tradición de que fue de plata, extraída de la famosa mina de la Quebradilla, siendo esta de uno de los primeros pobladores, y conducida a la puerta de su casa, con el designio de ofrecerla a Dios en alguna imagen de sus santos; el cual, mudando después de parecer, trato de dividirla con cuñas, y resistiéndose a esta operación, le aplicó dos fraguas al intento, según todo se percibe por las concavidades  que demuestra por una de las superficies. Venciendo la resistencia a la industria, abandono la empresa, y la fijo en el ramblado de su morada, donde permaneció, hasta que habiéndola visto D. Federico Sonnenschmidt, comisionado por su majestad para el laborío de minas en este reino, la reconoció, asegurando ser de acero nativo, y de mucho aprecio por lo raro, y  por lo tanto, digna de la soberanía. En tal concepto, la extrajo y condujo a su casa el primer diputado de esta minería, D. Fermín Antonio de Apecechea, donde el 9 del corriente, a presencia del expresado comisionado y otros muchos, la hizo pesar en siete romanas y cabria que formo; y se halló tenia cabalmente dos mil libras.


 Esta es la casa en que vivió don Fermín Antonio de Apecechea, y donde estuvo en el ramblado o ramblazo de la casa que vio Sonneschmidt. Calle de Santo Domingo, ahora Av. Guerrero o calle de Arriba. Nota: aquí se puede observar en la esquina de la casa donde baja el callejón de Tenorio, el sitio donde estuvo el famoso meteorito de Zacatecas. Fotografía, Colección: Josefina y Concepción  Ruiseco Sánchez.
Ramblado.- debió de decir Ramblazo.- ramblazo o ramblizo.-  Sitio por donde corren las aguas de turbiones y avenidas.


Vistaestereoscopica de las calles de Abajo y de Arriba, antiguamente se llamaban: Calle de Arriba de Santo Domingo y Calle de abajo de Santo Domingo, cuando estava el convento dominico donde ahora es San Juan de Dios, ahora se llaman Calle de Arriba (de San Juan de Dios) ó Av. Guerrero, y Calle de Abajo (de San Juan de Dios) ó Victor Rosales. Por aquí pasaba el Camino Real (México a Santa Fe de Nuevo México), y el meteorito era muy visto por los viajeros.

Fotografía estereoscópica de la casa de don Fermín Antonio de Apecechea donde en la esquina donde aparece el Sr., sentado en la banqueta, debajo del pilar de cantera se encontraba el meteorito de Zacatecas. Colección: Arq. Rafael  Saucedo.

“Continuando su reconocimiento, se le encontró en un ángulo una diminuta cisura, de donde a punta de barra, se le pudieron sacar con gran dificultad, unas pequeñas porciones, de las cuales tomo parte el comisionado y para el diputado referidos, para hacer los experimentos químicos correspondientes, de que ha resultado que a ninguno cede sino al del ácido nitroso que la disuelve enteramente; y que no se tiene noticia que la clase de esta piedra se halle en todo el reino, ni en los civilizados, sino es una que hizo conducir a su gabinete de la gran Siberia, la emperatriz de la Rusia”.
 “Su irregular figura longio-estagona, contiene aquel peso en poco más de seis cuartas castellanas de largo, poco menos de ancho, y en algo más de una de alto, y en parte menos por la concavidades referidas; y según manifiesta su superficie, parece que en ningún tiempo estuvo aligada a otro cuerpo de su superficie.”[1]
(2).- Muy Sr. Mío: En la Gaceta núm. 7 de 3 de Abril del corriente año, publicó V. una descripción de la mole de fierro nativo que se halla en esta ciudad, en la que indicó serian mías las observaciones, poco exactas, y algunas enteramente falsas, que se refieren en ella, lo que dio motivo al Br. D. José Antonio Álzate a dirigir contra mí en sus Gacetas de literatura de 15 y 29 de mayo, las objeciones y reparos que le ocurrieron sobre aquella noticia.
V. que sabe quién se la dirigió, no puede ignorar que no fui su autor; y lejos de serlo, luego que la vi en la Gaceta, censuré a presencia de algunos sujetos de esta ciudad, los muchos defectos que se le notan; y aunque quise desde entonces manifestar al público la poca exactitud de aquel avis, y el ningún fundamento con que me atribuía, sin reducir a practicar este pensamiento, se me ha pasado el tiempo en espera de ciertos ácidos, de que aquí se carece enteramente, para hacer algunos experimentos y operaciones químicas, que me hubieran puesto en estado de dirigir a V. una instrucción completa de nuestra gran mole; pero ya que por ahora no puedo formarla, a lo menos haré una corta relación de lo poco que he podido observar de ella, para que sirva insertarla en su Gaceta, con el nombre del sujeto que le comunico la primera noticia (si lo tuviere a bien), no solo para que sepa el autor de la Gaceta de literatura contra quien ha de dirigir sus operaciones y reparos, sino para desengaño del público, y para vindicar mi honor, injustamente agraviado.
La grande mole de fierro nativo que se halla en esta ciudad, se compone, según las muestras cortadas, en parte de fierro, en parte de acero, lo que casi es lo mismo, porque el acero no es otra cosa que una modificación del fierro. La fractura de las partes que más se parecen al fierro, es algo laminosa, y la de las que se parecen al acero granulosa, y su color un gris de acero, que se aproxima la color de la plata pura. Batido sobre frio cuando esta medianamente caldeado, es maleable; pero frágil cuando la calda ha sido algo fuerte. Su pesadez especifica tomando la del agua por mil, varía según mis experimentos hidrostáticos, ejecutados con varias muestras desde 7,200 hasta 7,625. El peso absoluto de dicha mole, pesada en siete romanas y una cabria, es de 1,900 libras no cabales; y aunque el autor de la Gaceta de literatura nada nos enseña de nuevo cuando dice que este modo de pesar es muy falible, le respondemos, que ya no sea enteramente exacto, es a lo menos una aproximación a la verdad. Yo nunca he dicho que el peso hallado sea el verdadero; pero sí que la mayor mole y más considerable que la de la Siberia. La naturaleza de ésta, hallada por el Sr. Pallas, de que he visto muestras en varias colecciones de Europa, es muy diferente de la nuestra. Aquella está llena de concavidades, que contiene crysolita, fósil, que acompaña frecuentemente a las producciones volcánicas, de que puede presumirse que debe su origen a algún volcán; pero la nuestra, según lo que se ha reconocido hasta ahora, es muy maciza, y no está mezclada con ningún otro fósil.
Sobre el origen de esta no se ha podido averiguar nada cierto, y a ninguno de los sujetos que yo conozco en esta ciudad ha parecido que las cavidades que presenta en la superficie, deban su origen al fuego de las fraguas, como se asegura en la noticia de la Gaceta. También se dice en ella, que solo cede al acido nitroso; pero no es así, porque, porque sede  a otros muchos ácidos, como todo metal de fierro. El nitroso le disuelve, dejando un sedimento muy corto, que he reconocido no ser de oro, pero falta saber lo que es, y si tiene alguna otra mezcla de sustancia mineral. En lo demás el hallazgo solo servirá para confirmar que el fierro nativo de este reino (si es que todo descubrimiento merece legítimamente este nombre) es más abundante de lo que se pensaba; pero aun sin contar con esto, serían muy pocos o ningunos los europeos inteligentes que duden de su existencia, porque se ha encontrado, aunque en pequeñas porciones, en algunas minas Sajonias, acompañado de guija y de otras sustancias minerales, y también se asegura por muy cierto que en el Senegal se hallan masas considerables de fierro nativo de tan buena calidad, que los moros labran de él varios utensilios, y otros menesteres, y los químicos y mineralogistas que antes dudaban mucho de su existencia, a mi partida de la Europa quedaban bien convencidos de ella. Dispense V. esta molestia y mande V. – Federico Sonnenschmidt. Zacatecas, Julio 24 de 1792. (Gaceta citada pág. 155.) [1]        


[1] Historia breve de la conquista de los Estados independientes del imperio mexicano, por Francisco Frejes, lib.- 4.- Conquista de Durango y Chihuahua. 
[2] Gaceta de México, tomo. 5. Pág. 59.
[3] Ensayo político sobre la N. E. lib. 3 cap. 8. 11.- Durango.- Edicc. española de 1827.
[4] Cada miriagrama equivale a 20 libras  y media. Y 1 libra = 0.453592 Kg.
[5] Ídem. Lib. 4 cap. 11 pág. 197.